miércoles, 1 de junio de 2011

[...]



El tiempo construyó maneras de evitarnos, de esquivarnos. Nos enseñó a mirarnos de reojo, a desconfiar, a abrir los ojos, a no soñar, a correr sin mirar a atrás, a no respirar, a explotar…

Y te perdiste, ya lo decía tu nombre y tu cara de niño, cuando yo sabía que escondía rincones que sería incapaz de llenar si te marchabas.

Pero te fuiste, y nunca tuve el valor suficiente para gritarte que no lo hicieras. Y transcurrieron los años, mientras me asomaba en los charcos con la esperanza de encontrarte al otro lado. Pero ya no estabas.

Nuestro mundo paralelo había desaparecido, y la bruja del primero había olvidado el camino de regreso.

La verdad es que ya no recuerdo porque nos distanciamos. Qué tipo de muro levantamos para no chocarnos nunca más, y porque no supimos comunicarnos cuando fue necesario.

Ya, no tengo nada que ver con aquella chica que viajaba en trenes sin itinerario. Ya no me pierdo en laberintos con denominación de origen catalana, ni me brillan los ojos cuando te veo feliz y potente en lo alto de un escenario. Ya no colecciono fotos de todos y cada uno de tus gestos. Pero sigo creyendo en la magia, guardo cajitas de cartón con dedales y me entretengo leyendo libros que nunca llegaste a regalarme (en inglés, sobre aprender a volar); sigo creyendo en que hay instantes que lo cambian todo, sigo viendo señales de humo y sigo chocándome con momentos que irremediablemente huelen a ti.

Hoy tenía ganas de hablar contigo, y pedirte una cosa que sólo tú serías capaz de conseguir.

Tenía ganas de contarte un millón de cosas [...],

y decirte que me han dicho que eres feliz.

Y que aunque no tengo derecho a nada, me he alegrado mucho por ti.



1 comentario:

Almie dijo...

"...sigo creyendo en que hay instantes que lo cambian todo, sigo viendo señales de humo y sigo chocándome con momentos que irremediablemente huelen a ti..."

Precioso, pequeña. Está pidiendo a gritos una ilustración. Pero ya está en camino.

¿Te he dicho alguna vez que me encanta leerte? :P